Claudio Galaz Toledo.
Introducción.
El
propósito del siguiente ensayo, es dejar en claro las relaciones entre los
cambios en el sistema económico y las transformaciones dentro de los medios de comunicación,
especialmente referidos a los últimos procesos de desaparición o transformación
de la programación de las emisoras de Onda Corta. Además, de enfatizar la
relevancia, de tipo de radioemisoras, en el mapa geopolítico dentro de la fase
actual de globalización y de los impactos tecnológicos, que han desplazado las
viejas maneras de emitir ondas radiales de largo alcance.
Desarrollo.
Primeramente, para quienes no se encuentren
familiarizados con el concepto de Onda Corta, se debe realizar la siguiente
descripción: “es una banda de radiofrecuencias comprendidas entre los 2.300 y
los 29.999 kHz en la que transmiten (entre otras) las emisoras de radio
internacionales para transmitir su programación al mundo y las estaciones de
radioaficionados.” (Wikipedia, 2016), por lo tanto, su función es la difusión
de información –que técnicamente, una emisora cubre una gran extensión
geográfica- controlada por los diversos Estados a las cuales pertenecen o la
comunicación de las visiones particulares del sector privado, organizado muchas
veces con el Estado.
Las
emisiones en onda corta, se popularizaron en los tiempos de la entreguerra, en
la década de 1920 del siglo pasado, en adelante. O sea, posterior a la primera
guerra mundial, en donde se recoge una guerra ideológica, entre los
autoritarismos representados por: Nazismo, Comunismo y las naciones occidentales
partidarias de la Democracia como Estados Unidos y algunos países europeos,
quienes generaron diferentes medios de información de masas fundamentado en el
uso bélico y geopolítico de la propaganda, que fue perfeccionándose con el
devenir del tiempo, esencialmente en la etapa posterior a la II Guerra Mundial,
denominada: “Guerra fría”. Periodo histórico, en el que las comunicaciones por
radio se fueron popularizando entre la población, mediante la adquisición de
receptores y la invención de los circuitos integrados (Nigro, 2012) que
desembocó en la fabricación de las radios de transistores. A lo que, se agrega,
la necesidad política de comunicar discursos pertenecientes a las diversas
dictaduras (Quintero, 1998, p. 224) e ideologías, sustancialmente de las ideas
democráticas propaladas desde Estados Unidos versus las perspectivas deslizadas
por la Unión Soviética hasta su disolución, que como proceso comenzó el 19 de
enero de 1990 y finaliza, el 25 de diciembre de 1991.
Con lo
cual, queda en claro, que en los tiempos de la Guerra Fría, los grados de
participación del Estado en todo tipo de acciones era determinante, tanto que,
por ejemplo el tratamiento de las noticias tenía un financiamiento de política
pública (Rodríguez, 2009, p. 378) como herencia de la II Guerra Mundial, tal
como el caso de “Voice of America” (Quintero, Ob Cit, p. 235) y en donde los
aspectos técnicos de funcionamiento tenían una visión de estrategia, no
solamente de las informaciones, sino de la difusión cultural, el
entretenimiento, y asimismo, el contacto con los radioescuchas.
Sin
embargo, posterior a la caída de la Unión Soviética y del Pacto de Varsovia, a
comienzos de la década de los noventas, los Estados pasan a privatizar varios
de los servicios públicos debido a los problemas de sostenimiento económico de
las políticas de bienestar social, que derivaron en una preocupación nacional
por sobre la internacional, por lo menos de los países europeos,
latinoamericanos y Estados Unidos. Lo que, sumado a la desaparición del enemigo
externo, conllevó al cierre de las emisoras estatales –fundamentado en la falta
de receptores y auditores que confirmasen las escuchas, y al que se le
denomina: Diexismo- y el surgimiento de Internet, es fundamental para la toma
de decisiones administrativas.
Entonces,
vale preguntarse: ¿Dónde se encuentra el futuro de las Ondas Cortas? Según Rodríguez
(2009): “”El fortalecimiento de la radiodifusión internacional no dependerá
solamente de un avance tecnológico en ese sentido, necesitará una variable externa
global, como la mundialización de la cultura, la economía, la ecología o, de
nuevo, la misma política. Esta confluencia tecnológica con esa otra variable
haría posible recobrar audiencias comparables a las de 1950 a 1980” (pp.378-379).
En este orden de ideas, se denota la necesidad de un nuevo factor externo, tal
como en la Guerra Fría o elementos que pueden devenir de una nueva etapa
económica como parte del proceso de extensión de la Globalización, que
posibilite las inversiones en capitales de riesgo, por parte de privados
interesados en la difusión cultural a gran escala –y que se asociasen con el
Estado, como en el caso de los servicios en español de los países de Asia
Oriental: ambas Coreas, China, Japón y Taiwán (Asociación Española de
Radioescucha, 2016)-, con el propósito de establecer un cambio cultural, por
una parte y un aumento de aquel consumo, generándose una especie de batalla por
el posicionamiento complementándose, tecnológicamente con el Internet, el
surgimiento de modelos que posibilitan esa vinculación directa, tal como el uso
del DRM (Wikipedia, 2015), que a futuro mejoraría la calidad de sonido frente
al actual tipo de estándar, y que permitiría una nueva era de uso de las ondas
cortas, en el caso que se tomase como una práctica común. No obstante, el costo
de uso, especialmente vinculado a los receptores; ya que el costo se
traspasaría de las emisoras a los usuarios, pues los radio receptores,
mayormente, no se encuentran preparados para este tipo de migración. A menos
que, se ofrezcan una mayor cantidad de emisiones en este formato.
Otro
aspecto, que no se ha tomado en cuenta hasta el momento, dentro de los pocos
teóricos y de la baja elaboración de investigaciones académicas acerca de la
temática, es el uso cada vez mayor de proyectos personales y de carácter
espontaneo, tal como las denominadas emisoras piratas o Free Radio. A pesar que
el concepto entre ambas no es tan correspondiente, debido a que, el primer tipo
de emisoras tiene, habitualmente, un fin económico. Mientras que las segundas,
solamente buscan impactar por un breve momento o generar nichos de
radioescuchas con base en la nostalgia (Galaz, 2015) de los viejos tiempos de
la Onda Corta, especialmente por la emisión de programas de cultura o de música
del recuerdo o de música poco comercial (Free Radio Café, 2016). Dando a
entender, el origen de medios de comunicaciones privados y fundamentados en el
voluntarismo, en donde muchas veces los auditores son participantes más que
observadores. Volviéndose una experiencia gratificante y retroalimentada de
manera constante en base al uso de las redes sociales, foros de internet e incluso
chats u otras maneras de comunicación que se utilizará en un futuro próximo.
Conclusión.
Finalmente,
como se ha visto, la Onda corta ha cambiado; ya que, desde sus orígenes fue un
medio de comunicación eminentemente estatal e internacional. No obstante, los
cambios en el panorama económico y geopolítico en el mundo, ha provocado su
desuso por parte del mundo occidental, pues, la mayoría de las emisoras que
existen hoy provienen desde los países del oriente asiático, ha concluido en
que los esfuerzos de mantener viva estas bandas, frecuencias y emisoras,
provenga desde el sector privado, ya sea por el uso de nuevas tecnologías como
el DRM o por el surgimiento de las denominadas Free Radio. Y que tendrían una
relevancia, a futuro, debido a los diversos cambios geopolíticos o la
posibilidad de una resurrección del espíritu de la Guerra Fría, que esta vez,
comenzaría en Asia, debido a los diversos problemas diplomáticos recientes
entre Corea del Sur, Corea del Norte y China, que conlleva a una nueva guerra
en las ondas cortas, ya no solamente con un uso comercial, sino estratégico y
de defensa militar. Que es una actitud tensionaste dentro del actual escenario
de Globalización comercial.
Bibliografía.